El calor produce un aumento del flujo de la sangre a la piel mediante la dilatación de los vasos sanguíneos y el aumento de latidos del corazón, así como un aumento de la respiración, del consumo de energía por el cuerpo y de la sudoración.
«Todo esto destinado a compensar el aumento del organismo, pero en cierto tipo de personas más frágiles estos mecanismos se encuentran desbalanceados no permitiendo esa compensación», afirma en una entrevista con Infosalus Santiago Cotobal Rodel.